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Consumo de carne

El consumo de carne tiene impacto ecológico sobre la atmósfera y la biosfera. Así lo han demostrado estudios respaldados por la ONU, entre otros. La ganadería produce hasta el 14,5% de los gases de efecto invernadero a causa del proceso digestivo de los animales y la descomposición de materia orgánica. Asimismo, el pasto para el consumo animal y la producción de carne suponen un elevado gasto de agua —en torno a 1.695 litros para una hamburguesa—, energía y uso del suelo, poco sostenibles en la mayoría de los casos. La huella ecológica de la industria cárnica se hace notar en ecosistemas como las selvas sudamericanas, que sufren procesos de deforestación para la plantación de soja y pastos.

Y sin embargo, la demanda de carne está en aumento. La FAO espera que crezca hasta un 76% en las próximas tres décadas, en especial en China —cuya creciente clase media consume más productos cárnicos—, India o Brasil, y advierte que debe haber un cambio urgente.

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